En un mundo donde la esperanza de vida continúa aumentando, la atención geriátrica se ha convertido en una prioridad estratégica para los sistemas de salud. Esta especialidad médica, centrada en brindar cuidados específicos a las personas mayores, se enfrenta hoy a importantes desafíos: el aumento de enfermedades crónicas, la escasez de recursos y la falta de profesionales.
Al mismo tiempo, este escenario abre la puerta a nuevas oportunidades. La incorporación de tecnologías emergentes y el desarrollo de modelos de atención más personalizados e integrales están revolucionando la forma en que se cuida a nuestros mayores. Estas innovaciones no solo mejoran la calidad de vida, sino que también ofrecen soluciones sostenibles y eficientes para los sistemas sanitarios.
“La geriatría no es solo una especialidad de futuro, sino una necesidad urgente del presente, el envejecimiento de la población ya es una realidad consolidada en España”.
_ Rafael Sánchez-Ostiz. Geriatra y Presidente de CEAPs.
Estado actual de la atención geriátrica: limitaciones y necesidades urgentes
En las últimas décadas, el crecimiento acelerado de la población mayor ha dejado al descubierto importantes carencias estructurales en los sistemas de salud a nivel global. La atención geriátrica ha debido adaptarse a una demanda creciente, marcada por enfermedades crónicas complejas y la necesidad de un enfoque asistencial más humano, continuo y centrado en el paciente.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se prevé que en 2050 haya más de 2.000 millones de personas mayores de 60 años en el mundo. Este cambio demográfico requiere una transformación profunda del modelo sanitario actual.
Principales retos de la atención geriátrica hoy:
1. Falta de profesionales especializados
La escasez de geriatras, enfermeros y terapeutas con formación específica es uno de los mayores obstáculos. Muchos profesionales no cuentan con el entrenamiento necesario para atender condiciones como la fragilidad, la polifarmacia o el deterioro cognitivo, lo que conlleva diagnósticos inadecuados y tratamientos ineficientes.
2. Recursos limitados y presión sobre los sistemas de salud
Los recursos sanitarios actuales no están dimensionados para la magnitud del envejecimiento poblacional. Esto se traduce en listas de espera largas, acceso desigual a servicios especializados y una atención fragmentada. La falta de inversión en geriatría es un problema que requiere atención urgente.
3. Modelos asistenciales fragmentados
La atención geriátrica tradicional suele estar dispersa entre múltiples especialidades sin una coordinación adecuada. Esta falta de integración genera errores clínicos, duplicación de pruebas y una atención menos segura y eficaz.
4. Escasa innovación e infraestructura tecnológica
El uso de tecnología en geriatría sigue siendo limitado. A pesar del potencial de herramientas como la telemedicina, los dispositivos de monitoreo remoto o la inteligencia artificial, su adopción aún es baja, especialmente en regiones con menos recursos o baja conectividad.
Geriatría postpandemia COVID-19
A cinco años del estado de emergencia provocado por la pandemia, aún se sienten los efectos de una crisis que dejó al descubierto importantes debilidades del sistema sanitario, especialmente en el ámbito de la atención a personas mayores. Las residencias, en particular, fueron el epicentro de una realidad alarmante: la falta de integración entre los servicios sanitarios y sociales.
Durante la emergencia, se hizo evidente que el modelo de atención geriátrica necesitaba una transformación urgente. La escasa coordinación previa entre hospitales y residencias dificultaba la respuesta ante situaciones críticas. Como resultado de esta experiencia, se impulsaron cambios estructurales que han tenido impacto duradero.
La incorporación de la geriatría en los sistemas sanitarios era algo necesario y urgente desde antes de la pandemia, si bien es cierto que desde el sector apuntan que esta contribuyó a acelerar el proceso.
“La pandemia obligó a un cambio en la atención sanitaria en general durante todo el tiempo que duró y, por supuesto, muchos de esos cambios se han mantenido en el tiempo; por ejemplo, en la Comunidad de Madrid, la coordinación entre el medio hospitalario y las residencias era algo puntual o anecdótico; y con la pandemia se elaboró un plan de atención coordinada que comunica el medio residencial con los profesionales de geriatría de los hospitales y que ha permitido mejorar la comunicación. De forma global, podemos decir que ha mejorado la atención geriátrica ya que la pandemia puso el foco en el paciente mayor por ser el más vulnerable y eso ha hecho que se visualice esta necesidad, sin embargo, existe todavía mucho camino por recorrer”.
Un nuevo enfoque: hacia una atención geriátrica más humana, tecnológica y personalizada
El contexto actual exige un cambio de paradigma: pasar de un modelo reactivo y generalista a uno preventivo, personalizado y multidisciplinar. La atención geriátrica moderna debe incorporar tecnología, promover el trabajo en equipo y garantizar la formación continua del personal sanitario.
- La innovación tecnológica está jugando un papel transformador.
- Dispositivos de monitoreo remoto permiten controlar constantes vitales en tiempo real.
- Telesalud y consultas virtuales mejoran el acceso a atención especializada.
- Inteligencia artificial y big data ayudan a detectar riesgos antes de que ocurran complicaciones.
Además, el desarrollo de soluciones centradas en el usuario, como las propuestas por startups tecnológicas, permite crear dispositivos y plataformas más accesibles, intuitivas y asequibles para las personas mayores y sus cuidadores.
Una oportunidad para repensar el cuidado de las personas mayores
La atención geriátrica no solo es una necesidad médica, sino también un imperativo social y económico. Con un enfoque adecuado, es posible ofrecer a las personas mayores una vejez más digna, saludable y autónoma. Para lograrlo, es fundamental avanzar hacia modelos de atención centrados en la persona, integrando tecnología, formación y colaboración entre todos los actores del sistema sanitario.
Invertir hoy en una geriatría de calidad es asegurar un futuro más justo y humano para todos.